miércoles, 25 de marzo de 2009

LA edUCOmunICAcioN



Educomunicación es la interacción de la comunicación en la educación. Ha sido reconocido por UNESCO en 1979 como "educación en materia de comunicación" incluye "todas las formas de estudiar, aprender y enseñar", en el contexto de la utilización de los medios de comunicación como artes prácticas y técnicas científicas.

Estudiosos de este fenómeno y a la vez proceso convergente entre la educación (como proceso de difusión del conocimiento) y la comunicación (también proceso de difusión del conocimiento) se limitan a reconocer su trabajo en el ámbito de la comunicología. Por educomunicación se entiende un nuevo campo de intervención cultural y social autónomo, cuyo núcleo constitutivo es la relación transversal entre educación y comunicación. Es un campo nunca definido, sino en permanente construcción, en cuanto influenciado por el continuo proceso de cambio social e innovación tecnológica.

El término educomunicación se emplea para expresar varios conceptos, cada uno con su matriz propia: educación a la comunicación, educación para la comunicación, educación en la comunicación.

La educomunicación se funda en la convicción de que la persona humana es un ser en relación y en la constatación de que hoy, en el campo educativo, estamos ante la existencia de un nuevo sujeto, con una nueva percepción del espacio, del tiempo y de la acción. La comunicación es entonces un componente del proceso educativo, una modalidad de diálogo, una forma de relación estratégica que se establece entre la educación y la misma comunicación.

Cuando nos referimos a la educomunicación estamos haciendo alusión a un cruce de dos campos de indagación y producción de conocimientos (la educación y la comunicación) que encuentran familiaridad y se alimentan mutuamente, no solo a partir de las metodologías desarrolladas sino en cuanto a las potencialidades de intervención social que proponen.


Tanto la educación como la comunicación son prácticas constitutivas y privativas de los seres humanos.


La educación y la comunicación, Son potencias humanas, de todos los individuos, sí, pero necesariamente necesitan del encuentro de más de un individuo. O sea, la comunicación y la educación son prácticas que sólo se justifican a la luz de un proceso de participación colectiva.


Un educomunicador es alguien para el que “las ideas del otro” no son ataques a las suyas, no considera al otro como una esponja cuya mayor virtud consiste, como máximo, en absorber los lanzamientos de sus verdades. Todo lo contrario, las ideas del otro son los insumos, los datos que la realidad le da el educomunicador para comenzar a transitar un camino junto, un camino cuyo punto de llegada no se sabe ni se quiere controlar. Se puede intuir, se puede imaginar, pero no adivinar. Como educomunicadores no nos proponemos que al final del curso los participantes hayan adquirido determinada manera de entender la vida y el mundo, de creer el mundo, sino que al final del curso, aspiramos a que los participantes/educandos hayan podido construir (en un proceso que implica una autoconstrucción, una construcción de la propia subjetividad) nuevas herramientas conceptuales desde las cuales desarrollar mediaciones para abordar la realidad. Alternativas de mediación, conceptos y marcos perceptivos producidos en los intercambios activos y no como resultado de asimilaciones pasivas. De todas maneras nos planteamos la necesidad de un instrumento, de una herramienta informativa, sea gráfica o electrónica, como una parte fundamental del proyecto, porque nos permite expresarnos, ordenar ideas, sentar postura, participar de debates, invitar a otras voces y palabras a formar parte de nuestros espacios, etc. Asimismo como consumidores de medios que somos, como apasionados por la literatura, el cine, la música, el deporte, las expresiones más amplias de la cultura y las artes populares, no desechamos el uso de la televisión, de la radio, de la red de redes, de las cámaras digitales de fotografía y video, etc. Pero no podemos descansar en el hecho de pensar que nuestra tarea de comunicadores pueda reducirse a la manipulación interesada de esos medios. No podemos caer en la tontera de pensar que si llenamos esos medios de contenidos interesantes, democráticos y pluralistas, o más aún, socialistas, comunistas, revolucionarios, marxistas-leninistas, anarquistas o lo que fuere, los mensajes van a llegar a buen puerto sin sufrir distorsiones y a cumplir la función que nosotros les asignemos. Lo que propone el acto educomunicativo es aportar elementos que ayuden a generar condiciones que produzcan nuevas matrices desde donde interpretar el mundo, la vida social, las relaciones, entendiendo por estas también las relaciones con la naturaleza, o las relaciones entre los seres humanos y su entorno. Nuevas matrices con las que, a contrapelo de las que imperan en los sistemas perceptivos que ayudan a ver el mundo como un conjunto de objetos mercancía (y moldean nuestra subjetividad para que podamos naturalizar la lógica del capital), consigamos crear esquemas de percepción configurados por las fuerzas humanizantes que nos interpelen desde la necesidad de admitir un mundo que pueda ser habitado sin las pulsiones destructivas y deshumanizantes propias del capitalismo.

El hecho educativo es profundo, esencialmente comunicacional. La relación pedagógica es en su fundamento una relación entre seres que se comunican, que interactúan, que se construyen en la interlocución. La educación está a la base de nuestra humanización, si mediante ella pasamos de una bullente atmósfera de sensaciones al lenguaje articulado, a la caricia, a la mirada, al sentido y a la cultura, y si el hecho educativo es profunda, esencialmente comunicacional, en tanto somos seres de relación, siempre entre y con los otros, no podemos soñar con transformaciones educativas sin jugar hasta las entrañas nuestra capacidad de comunicarnos”.

EDUCOMUNICACIÓN EN EL SIGLO XXI

La educomunicación en el nuevo siglo debería erigirse en un territorio imprescindible para la adquisición y confrontación de conocimientos.


La educomunicación “aspira a dotar a toda persona de las competencias expresivas imprescindibles para su normal desenvolvimiento comunicativo y para el desarrollo de su creatividad. Asimismo, ofrece los instrumentos para: comprender la producción social de comunicación, saber valorar cómo funcionan las estructuras de poder, cuáles son las técnicas y los elementos expresivos que los medios manejan y poder apreciar los mensajes con suficiente distanciamiento crítico, minimizando los riesgos de manipulación”. La clave estribaría en permitir acceder a un conocimiento pertinente que permitiera alcanzar un conocimiento de los problemas claves del mundo, explicar y hacer visibles conceptos como el contexto, lo global, lo multidimensional o lo complejo, fomentando una inteligencia general que despierte la curiosidad intelectual y la necesidad de hacer preguntas.

Profesionales de la educación:

La realidad ha hecho que la educación viva una crisis permanente, que no sólo es debida a la crisis de valores que afecta a la sociedad en general. Esta crisis ha influido directamente en el propio sentimiento de autoestima de muchos profesionales de la educación.


La formación del profesorado no se ha vinculado habitualmente con sus necesidades más próximas y cotidianas. En el terreno de la comunicación, las enseñanzas sobre las técnicas, a menudo se han puesto por delante de las enseñanzas sobre los procesos de comunicación y de la contextualización de los mismos. No ha interesado incluir en el currículo el fomento de un pensamiento crítico que utilizara las inmensas posibilidades didácticas de los diferentes medios de comunicación, o que manejara el material cotidiano de textos, imágenes y sonidos que producen los medios de comunicación y los sistemas de información para fomentar en los escolares sus capacidades para hacer preguntas y para no conformarse con respuestas preconcebidas. Los artículos periodísticos, las imágenes diariamente generadas por las televisiones, las páginas web de Internet, etc. constituyen una materia cercana con la que dotar de sentido, motivar y hacer pensar a unos escolares enrolados a su pesar en un sistema escolar anclado en una visión arcaica, estrecha y compartimentada del saber.


Una de las claves para buscar nuevas respuestas, consiste en preguntarnos sobre cómo acceder a la información sobre el mundo y ¿cómo lograr la posibilidad de articularla y organizarla? ¿Cómo percibir y concebir el contexto, lo global, lo multidimensional y lo complejo? la respuesta sólo puede encontrarse en una reforma de ese pensamiento parcelado, fragmentario y desarticulado. La escuela ha sido señalada para atender a esas realidades y a problemas cada vez más “inter” y “poli” disciplinares, transversales, multidimensionales... El hecho de pensar la educación sin establecer alianzas con los medios de comunicación y los sistemas de información actuales representa un derroche total y una gran aberración.

¿A que debería darle prioridad una educomunicación para el siglo XXI?: “el siglo XX ha sido el siglo que nos ha traído los mayores progresos en el campo de las técnicas de comunicación, y todos ellos movidos por un ideal democrático: acercar a las personas. Sin embargo, este siglo ha sido el marco de las masacres más monstruosas de la historia, las más tecnificadas y las más ideológicas. Este hecho demuestra la ausencia de vínculos directos entre el progreso tecnológico y el progreso de la comunicación entre los pueblos. La tecnología sólo es un instrumento”. Dominique Wolton


La propuesta desde una perspectiva de educomunicación, llevaría a contextualizar los hechos desde una perspectiva histórica global, evitar los encasillamientos empobrecedores, y romper con aquellos tópicos y estereotipos que no sirven para enriquecer una mínima visión del mundo, capaz de abrirnos a un conocimiento más objetivo y distanciado de la realidad.

La desinformación: otro de los riesgos a combatir “vender como información lo que no lo es” está calando poderosamente en los espacios informativos de televisión de las cadenas de todo el mundo. Los condicionantes estructurales son los que limitan y coartan la libertad de información de los noticiarios producidos por los canales de televisión nacionales.

“el discurso televisivo dominante vacía de ideología... Cada vez más el sistema evidencia su desprecio hacia toda ideología y tiende a poner en evidencia la mecánica de su reproducción social” González Requena.

Los problemas súper estructurales, a los que cabría achacar el ambiente global de desinformación que afecta a las televisiones de todo el mundo, conviene referirse a las circunstancias que influyen en la selección misma de la información. Hay una verdadera obsesión por captar la imagen del acontecimiento en directo y de construir la noticia en torno a esas imágenes de impacto. Si no hay imagen las posibilidades de incluir la información en el minutado del informativo son mínimas. De lo contrario, si las imágenes son suficientemente espectaculares se corre el riesgo contrario. Esa información ocupará un porcentaje significativo del informativo.

“el acontecimiento quedaría del lado de la racionalidad, de lo público e histórico, en tanto que el suceso señalaría más bien la querencia de lo noticioso por lo mágico, sorprendente, imaginario y espectacular”. En este caso acontecimiento y suceso se solapan por la presencia de lo casual y por el anclaje que se le pretende dar a la imagen. Sin embargo, es precisamente ese anclaje de un nivel tan superficial lo que nos hace plantearnos la duda de hasta qué punto lo espectacular es capaz de anular o al menos camuflar cualquier lectura que trascienda al acontecimiento/suceso en sí mismo.

Diariamente podemos encontrar en los informativos de todas las cadenas de televisión ejemplos de hasta qué punto las imágenes que intentan aproximarnos a la realidad están repletas de adherencias que nos impiden tener una visión más distanciada, crítica y ponderada del mundo. Paralelamente, como hecho objetivamente positivo, recibimos un cúmulo de informaciones que habría sido impensable imaginar antes del invento de la televisión y que nos deberían estimular a comprender en mayor medida un universo tan rico y variado como el que nos rodea.

La necesidad de convertir a los medios en aliados: A pesar de todas las críticas que se han esbozado en esta ponencia, es preciso contar tanto con los medios de comunicación de masas (radio y televisión convencionales) como con los sistemas de información que se hallan en una etapa de fructífera convergencia (Internet, nuevas formas de telefonía, nuevas aplicaciones interactivas a la televisión, etc.). La tarea de generar estrategias integrales para un aprovechamiento didáctico de todo lo que de positivo tienen los medios de comunicación y los sistemas de información, resulta absolutamente prioritaria en la nueva escuela y también es prioritario el que los responsables de contenidos trabaje de forma sistemática a favor de la educación. Para ello es preciso recuperar el concepto de servicio público en todos los medios y sistemas públicos y privados. Se hace urgente que la educación en materia de comunicación o, la educomunicación, si recurrimos al concepto utilizado desde el comienzo de esta ponencia, se incluya en la escuela en ese sentido transversal que siempre debió tener, con un afán de construcción y reconstrucción permanente del pensamiento crítico. Todo lo que queda por hacer en un campo de trascendental importancia para el desarrollo de la educación, el avance de los medios y de los sistemas de información y comunicación del futuro.


Análisis


“El saber es lo único en el mundo que se puede compartir sin perder nada”


El ser humano esta haciendo constante uso de su habilidad comunicativa;
Cuando pensamos en la calidad de las prácticas educomunicativas nos interesa explorar y crear, buscamos la experiencia , el intercambio con los otros, los aprendizajes que nos brindan esas experiencias, los relatos de los otros en la construcción de lo nuestro, la mirada y la voz del otro como punto de partida de los caminos que deseamos recorrer, y por qué no, debemos su justificación a que pensamos que si los otros no están convocados en el complejo proceso que implica la transformación social, esta nunca va a dejar de ser un lindo sueño y sólo eso. La transformación se logra con un aceleramiento de la apropiación de conocimientos; el desafío es acompañar ese proceso con un enriquecimiento de las relaciones, con una construcción de uno mismo y del otro. Construirse y construir tienen como base el respeto por uno mismo y por los demás. Es el fruto de una constante e intensa relación con uno mismo, plasmada en documentos, en materiales en los cuales leerse, en reflexiones sobre modos de actuar y de percibir, y de una también intensa relación con los demás, expresada en espacios en los que puede uno hacer un constante ejercicio de confianza, de fe en las palabras y en las intenciones del otro. Un error habitual es llegar a creer que la información y la comunicación generan por sí mismas conocimiento.
La educomunicación debería convertirse además en un territorio de vital importancia que conlleva la integración del conociente en su conocimiento. La escuela no puede seguir asumiendo sola, retos que afectan a un concepto integral de comunicación.




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